Un nuevo cachorro (parte II)

En el anterior artículo dedicado al nuevo cachorro, tratamos temas como la edad más correcta para adquirirlos y algunos conceptos generales sobre la crianza y la salud del cachorro, y vimos como el veterinario es el mejor aliado para criar perros sanos y fuertes. En ésta segunda parte vamos a tratar del manejo del cachorro y su educación.
Sociabilización
En los últimos años, la etología canina (el estudio de la conducta del perro) ha evolucionado mucho y hemos aprendido nuevas cosas sobre el desarrollo mental y la educación de los perros. Y probablemente, una de las cosas más importantes que hemos aprendido a entender en profundidad, es lo relacionado con la sociabilización, de ahí que insistamos tanto en el tema.
La sociabilización o imprinting es el periodo durante el cual el perro establece lo lazos con el mundo exterior, y que serán permanentes durante el resto de su vida. Esto se produce desde los 20-90 días de vida del animal aproximadamente, ya que durante éste periodo los cachorros no tienen ningún tipo de inhibición o miedo a las cosas nuevas o extrañas, y todo lo que vea, o las experiencias que tenga en este periodo, le parecerán normales y familiares. Por lo tanto, cuanto más vea y más actividades realice con otros perros y personas, más equilibrado y menos asustadizo será de adulto.
Los perros que durante esta etapa están confinados y no se relacionan sufren el síndrome de privación o de Kaspar-Hauser. Los criadores-cazadores lo conocemos desde hace tiempo y lo denominamos -con bastante acierto- el síndrome de perrera y viene a manifestar que un perro joven que permanece mucho tiempo confinado en un lugar aislado, sin recibir estímulos exteriores, desarrolla una patología de conducta que le afectará durante toda la vida. Un cachorro que durante ésta fase solo ha visto los muros de su perrera, responderá ante nuevos estímulos con una conducta de fobias (asustarse) o de ansiedad (excesivo nerviosismo). Este problema también se da en los humanos y fue descrito por primera vez en 1828 en un joven alemán llamado Kaspar-Hauser (de ahí su nombre) que fue criado en condiciones de aislamiento de su familia y los seres humanos, mostrando un comportamiento atípico ya que no pudo aprender pautas de conducta de ellos.
Existen variaciones dependiendo de las razas y los individuos, pero en general relacionarse lo más posible con el cachorro, que juegue con niños, con otros perros, que monte en coche, que oiga ruidos, que escuche disparos, etc… entrará dentro de la rutina normal de una buena sociabilización. Cuanto más tiempo le dediquemos, mejor carácter tendrá el cachorro y por lo tanto el perro de adulto. La sociabilización es una inversión de futuro.
Educación
Y a la par que vamos realizando la sociabilización, podemos empezar a educar al cachorro. La educación básica en muy importante, ya que un perro que no se pueda controlar, no vale para la caza. Por lo que antes de pensar en las jornadas de caza, debemos realizar una educación básica. En esta educación incluiremos venir cuando se le llama, pararse de inmediato a nuestra orden, caminar tranquilamente atado de la correa, subir a un coche, entrar en la perrera, estar atado y quieto en un puesto etc…dependiendo del manejo y las necesidades que tengamos.
https://youtu.be/b1doDlbvrLY
Pero antes de ponernos a educar al cachorro, vamos a entrar en las razones por las que un perro aprende y como lo hace. Ello nos facilitará y ayudará sin duda a entender la psicología de un perro, y a hacer este trabajo mucho mejor. En la actualidad sabemos que los perros tienen varias formas de aprender. Desde las más complejas, como el reflejo condicionado, hasta las más sencillas como la imitación, los perros tienen una batería de formas de aprendizaje. Pero vamos a centrarnos en una de ellas, ya que es la más utilizada en la educación canina y que más útil nos va resultar, y que se llama condicionamiento operante, o más sencillamente el sistema error/acierto. Este método se base en que cualquier acto que le sea placentero o le suponga algún beneficio, tiende a repetirlo; cualquier acto que le sea desagradable o perjudicial, tiende a evitarlo. Cuando el perro realiza algo que deseamos, le damos un premio que denominamos refuerzo positivo, y cuando hace algo indeseado le propiciamos un castigo, que denominamos refuerzo negativo. El refuerzo positivo puede ir desde unas palabras de cariño, unas caricias o un trozo de un bocado delicioso. El refuerzo negativo puede pasar de una mirada fija e intimidante, unas palabras de desaprobación, encerrarlo en la perrera, un tirón del collar o golpearle con un periódico enrollado. Siempre tiene que haber una proporcionalidad entre el acto que realiza el perro y el refuerzo. También es importante, muy importante, que el refuerzo sea inmediato al acto. Un último consejo, siempre hay que abusar de los refuerzos positivos y tratar de evitar los negativos, los perros aprenden mucho mejor de esta forma. Lo de la letra con sangre entra, pasó a la historia, incluso en la educación canina. Si hay que utilizar refuerzos negativos, en muchas ocasiones es debido a un mal planteamiento de la educación por parte del entrenador.
Para terminar, unos consejos útiles para educar un cachorro que siempre tenemos que tener en cuenta:
- Un perro puede aprender a cualquier edad, pero el pico de aprendizaje más alto (cuando el perro aprende más rápidamente) se da a los 4 meses de edad.
- Un cachorro aprende mejor en sesiones cortas (5-10 minutos) pero frecuentes. Los cachorros aprenden fácilmente pero no se pueden concentrar mucho tiempo. Como los niños, se distraen con facilidad.
- Siempre hay que abusar de los refuerzos positivos (premiar al animal) ya que estaremos reforzando el carácter del mismo y haciendo la educación algo agradable. Los castigos suelen ser errores del educador.
- Educar es fácil; corregir un vicio es siempre más difícil. Por ello estaremos siempre muy atentos a que el cachorro pueda empezar a manifestar algún defecto. Es más fácil solucionarlo cuando este se empieza a manifestar que cuando se ha convertido en un hábito.
Juan J. García Estévez
Veterinario
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