Un nuevo cachorro (parte I)

La primavera y el verano, es la época del año en la que más cachorros nacen. Esto es especialmente cierto con los perros de caza. Muchos cazadores esperan a que termine la temporada para criar con las mejores perras, y quedarse con un buen cachorro. Por ello, es el momento más oportuno para decidir adquirir un nuevo cachorro, con todos los cuidados y trabajo que ello supone.
Cuál es la edad más oportuna
Una de las preguntas que con más frecuencia nos hacen a los veterinarios, referente a coger un nuevo cachorro es: “¿cuál es la edad más oportuna para coger un cachorro?.
Un cachorrito comienza a comer alimento sólido a los 20 días aproximadamente. En la actualidad, las leches maternizadas, las papilas y los piensos para cachorros son tan buenos, que no es ningún problema hacerse cargo de un cachorro a edades muy tempranas, al menos desde el punto de vista de la alimentación y desarrollo.
Adquirir un cachorro muy joven, entre los 30 y los 60 días, tiene sus ventajas e inconvenientes. Los cachorros muy jóvenes tienen la ventaja de que podemos darles una buena alimentación y asegurarnos un buen desarrollo, así como un buen estado sanitario, lo que va a redundar en que de mayor sea un perro sano y fuerte. Pero sobre todo, con un cachorro joven se puede hacer una buena sociabilización, es decir una buena maduración psicológica. Este punto es esencial, ya que un buen perro de caza debe ser equilibrado mentalmente, y esto se fragua a esta edad. El manejo que se haga del cachorro entre los 20 y 90 días, va determinar en gran medida el carácter del perro para el resto de su vida. Por lo tanto, con un cachorro muy joven, nos podemos preocupar de que esto se realice correctamente.
Pero también tiene inconvenientes. En primer lugar, las enfermedades. Hasta no terminar las vacunas, un cachorro tiene un importante riesgo de contraer graves enfermedades, que pueden incluso llegar a matarle. Segundo, un cachorro requiere mucha atención y tiempo. Para mucha gente, criar un cachorro puede ser muy divertido y una fuente de satisfacciones, pero para otros una pesada carga. Por último, y lo más importante para los cazadores, después de criarlo puede ser que no valga para cazar. Por ello es tan importante la genética, y no se debe emprender el camino de criar un cachorro con el objetivo de que sea un perro de caza, si no tenemos las garantías genéticas de que proviene de buenos progenitores. Y aun así, nada esta garantizado.
Otra opción es adquirir un cachorro de varios meses. Entre los 6 a los 8 meses es una edad ideal. A esta edad, se puede ver el cachorro totalmente desarrollado físicamente, y saber cual va a ser su conformación. Además, el riesgo de contraer enfermedades contagiosas –si está bien vacunado- disminuye de manera importante. Su carácter también está bastante formado, y podemos ver cualquier problema de conducta o timidez. Incluso podemos sacarle al campo y ver si apunta maneras en la caza. Su forma de ser todavía es adaptable y fácil de educar. Sin lugar a dudas, es una buena edad para adquirir un cachorro mayor, especialmente para las personas que no tiene mucho tiempo para dedicar a un cachorro joven. El problema es que no siempre hay perros de estas edades, ya que la mayoría de criadores tienden a quitarse las camadas lo antes posible. Suelen tener un precio más alto, pero siempre compensa con el trabajo, el tiempo y la comida que requiere un cachorro de menos edad, descontando los riesgos de contraer alguna enfermedad. El problema es encontrarlos.
Los primeros cuidados
Nada más adquirir un cachorro, es prudente acudir al veterinario para que lo revise y nos de los oportunos consejos. Lo primero que nos va a preguntar el veterinario es sobre las vacunas, desparasitación y alimentación que ha recibido el cachorro, por lo que es prudente solicitar al vendedor o persona que nos proporcione el cachorrito, tanto la cartilla sanitaria como la marca de pienso que le estaban dando.
Muchos cachorro vienen con problemas que hay que controlar, y el veterinario es la persona que nos debe ayudar a solucionarlos. Por poner un ejemplo, muchos de ellos padecen otitis por ácaros, una especie de sarna que afecta al oído, y que es altamente contagiosa para otros perros. Estos problemas suelen ser endémicos en muchos criaderos, y los cachorros son los que los propagan. También pueden ser portadores de otras enfermedades de piel, como sarna demodécica u hongos, y enfermedades digestivas, como coccidiosis o giardias, ya que los cachorros, al tener menos defensas que un perro adulto, son más susceptibles a padecer estas enfermedades.
Se puede condicionar la adquisición del cachorro a la revisión veterinaria, no solo para comprobar el estado sanitario del animal, sino también para comprobar defectos y taras genéticas congénitas, es decir defectos heredados que se nacen con ellos, y que muchas veces pasan desapercibidos. Problemas de cierre de boca como el prognatismo (la mandíbula inferior es más larga que el maxilar superior) o elognatismo (la mandíbula es más corta que el maxilar), o la monorquidea o cliptorquidea (carencia de uno o de los dos testículos) son las más frecuentes, pero no las únicas.
Además de todo esto, el veterinario es el que determinará la pauta de vacunación, que varía según el tipo de animal, zonas y vacuna utilizada. En la actualidad todos los cazadores saben que hay que seguir estas pautas a raja tabla, ya que las probabilidades de supervivencia de un cachorro sin vacunar no so muy altas. También nos indicará sobre la desparasitación interna y protección contra parásitos externos, para evitar la transmisión de enfermedades muy importantes, como la leishmaniois (la enfermedad del mosquito) o la filariosis (gusanos del corazón). Por último nos dará las directrices de la alimentación y manejo del animal, que dependerá del tipo de perro, y que –como he indicado- es crucial para su buen desarrollo.
Juan J. García Estévez
Veterinario
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