El celo en los perros de caza
Entre el final del invierno y comienzo de la primavera, muchas perras entran en celo. Es un momento muy idóneo para pensar en criar con las perras de caza ya que, fuera de temporada y de cara al verano, es la época del año más oportuna para llevar adelante las diferentes etapas de la crianza de los cachorros.
El celo
Denominamos celo al periodo durante el que la perra es receptiva al macho. Técnicamente, el ciclo reproductor, lo dividimos en cuatro etapas:
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Proestro: de duración variable (con una media de 9 días) caracterizado por tumefacción de la vulva, con sangrado (que puede ser variable en cuanto a cantidad) y emisión frecuente de orina para diseminar feromonas (olores) atrayentes para los machos, aunque no aceptan la cubrición.
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Estro (celo propiamente dicho): de duración también variable (entre 4–7 días), mancha menos y de color rosado, siendo la principal característica que acepta la monta del perro. Durante esta fase se produce la ovulación y por lo tanto es de suma importancia para la reproducción. En este momento hay que tener cuidado, ya que las perras tienden a escaparse en busca de los machos.
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Metaestro y anoestro: son los periodos entre uno y otro celo, en los que existen importantes cambios hormonales y fisiológicos en la perra, aunque el dueño no percibe demasiadas modificaciones. Tiene también menos importancia en la reproducción, excepto en la perra gestante. Duran aproximadamente 6 meses.
El momento oportuno de la cubrición
El celo propiamente dicho (Proestro y Estro), dura más o menos 3 – 4 semanas. No en todas las perras los síntomas del celo son claros, por lo que muchas veces se necesitan métodos especiales para determinar el momento idóneo de la cubrición. Éste debe coincidir con el momento de la ovulación para que la monta tenga las máximas posibilidades de éxito. Existen tres métodos para determinar esta circunstancia, que nos pueden ser muy útiles:
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Método tradicional: consiste en observar las indicaciones de conducta, dilatación vulvar y sangrado de la perra. Cuando la perra está receptiva, al notar las intenciones de montar del macho, se queda inmóvil levantando la vulva y apartando la cola de manera muy característica. En ese momento la vulva alcanza su máxima dilatación. Durante siglos ha sido el único método de que se disponía para determinar el acoplamiento. Una persona experta puede acertar con mucha precisión.
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Citología vaginal: es un método sencillo y muy eficiente por el cual el veterinario puede determinar, no solo la ovulación, sino el momento del ciclo. Consiste en mirar al microscopio las células de la mucosa vaginal, las cuales cambia a medida que avanza el celo, para obtener una valiosa información, tanto del ciclo como de posibles enfermedades que nos puedan repercutir en la monta, como infecciones o tumores. Combinando los métodos de observación de conducta y síntomas externos (lo que hemos llamado “método tradicional” ) con la citología vaginal, las garantías de hacer coincidir el acoplamiento con la ovulación son casi del 100%.
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Medición de niveles de hormonas en sangre: éste método se considera uno de los más exactos. Consiste en medir los niveles de una hormona, la pogesterona, en sangre ya que esta hormona empieza a elevarse en el momento de la ovulación. Con este test lo que hacemos es determinar esta elevación y, con exactitud, el momento de la ovulación. Esta prueba la realiza el veterinario en aproximadamente 30-40 minutos.
Los tres métodos son útiles y los podemos utilizar por separado o en combinación, dependiendo de nuestras necesidades y posibilidades, para obtener los mejores resultados. El veterinario nos orientará cual es el más indicado según cada situación.
Evitar la monta
Es muy posible que se desee lo contrario, es decir evitar que una perra sea cubierta por el macho. De nuevo tenemos tres posibilidades:
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Evitar la cubrición: es el método más sencillo (a veces), más natural y que en principio, menos efectos colaterales tiene. Consiste en separar machos y hembras para evitar la cópula. Hay que tener cuidado ya que, a veces, resulta increíble la capacidad de un macho para encontrar a una perra en celo, colándose por cualquier rendija o trepando por la mallas.
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Anticonceptivos: son productos químicos que se aplican a las perras, en inyección o en pastillas, para evitar que salgan en celo. A pesar de ser muy populares y muy cómodos de utilizar, tienen demasiados efectos secundarios a medio y largo plazo para que los veterinarios los aconsejemos como método rutinario. La incidencia de aparición de tumores de mamas e infecciones de matriz, es muy alto en perras medicadas con estos productos. Es mejor pensar en cualquier de los otros métodos. Además, no son nada recomendables en perras que tengan interés como reproductoras.
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Método quirúrgico: el más aconsejable para las perras que no se van a criar con ella. Tiene la ventaja de que se soluciona el tema para siempre, y de que las perras operadas no tienen riesgos de padecer problemas de matriz y menor incidencia de tumores mamarios. Desventajas, que es una operación con todas sus consecuencias (bastante llevaderas, eso sí) y que las perras operadas tienen a engordar, lo que es fácil de solucionar con una dieta y un poco de ejercicio.
Juan J. García Estévez
Veterinario
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